¿Existe el mal dentro de uno o es algo que el ser humano crea?. ¿Por donde comenzar?. La tradición nos dice que la naturaleza está compuesta de un bien y de un mal (Dios y Satanás, por ejemplo). Pero para continuar con la investigación, apartémonos un poco de lo que nos dice la tradición y penetremos dentro de lo que está mas a la mano, o sea, nuestra mente, qué es y como se involucra con el mal.
Veamos que representa el mal en nuestras vidas: “1.Ese señor por celos mató a su señora. 2. El niño no pasó el año y él es mal estudiante. 3. El hijo respondió de modo hiriente a la mamá, pegándole. 4. Esos políticos fueron cogidos por corrupción. 5. Ese grupo ideológico se armó para imponer su ideología. 6. Ese muchacho se dedicó a las drogas”.
Penetrando en el fondo de cada acción podemos observar lo siguiente. Cada acción en el mal está asociada con una emoción positiva que se frustra, y la reacción será más fuerte o violenta entre más inconsciente es esa emoción. Expliquemos esto.
Para el primer caso, el señor que mató a la señora, tenía una emoción o sentimiento profundamente positivo de la señora. Lo positivo inconsciente choca violentamente con la realidad al ver a la señora con otro y la mata. El segundo caso es bien común. Los resultados del niño contrastan con el positivismo que esperaban los padres de su desempeño en el colegio. El tercer caso es el niño que sintió su estima (positivismo de la imagen de uno) herida y su reacción a eso fue pegarle a la mamá. El cuarto caso es común en la mente de los delincuentes. Una idea de estafar, ganar plata rápida, etc., lo que es una acción positiva, termina por ser frustrada al capturar el delincuente. El quinto caso, es la guerra de ideologías. Toda ideología es positiva. Dentro de ese positivismo la ideología se anquilosa y choca con otras ideologías. Si fueran desprovistas de emoción las ideas, dejarían paso a otras que representarían más la realidad. Pero el sentimiento de hacer perdurar la idea (positivismo), aleja más idea de la realidad, causando problemas de convivencia entre los seres humanos. El sexto caso refleja la manera superficial como trabaja el pensamiento (sin la acción de la inteligencia de fondo). Es muy fácil imaginar positivamente situaciones. El muchacho en una condición interior confusa, busca una emoción, una sensación positiva, un aliciente con la droga.
Pero hay otros males que sutilmente son aceptados en la sociedad porque hacen parte de la tradición de la humanidad. Nuestras metas se vuelven muy emocionales. Nuestro amor a la patria se convierte en nacionalismo emocional. Nuestro fanatismo por las ideologías y las creencias son parte de nuestra mente y cotidianidad. Esto hace mucho daño a la humanidad representado en guerras, pero esto es aceptado. Nuestras metas personales nos estresan, pudiéndonos causar enfermedades o impidiéndonos ver la vida de una manera mas total y sana.
Resumiendo, la emoción positiva guardada en el interior, termina en algo negativo, el mal. ¿Pero quien crea la emoción positiva?. ¿A quien se le ocurre o cómo sucede?. ¿Por qué estamos buscando siempre lo positivo?. ¿Sin crear mentalmente lo positivo (la mente quieta), cómo nos sentiríamos?. ¿Aburridos?. ¿Temerosos de un interior que no comprendemos?. ¿Será que buscamos seguridad en nuestras ideas ya que interiormente no encontramos seguridad?. ¿Será que comprendiendo el interior, estaríamos proyectando menos nuestra mente, produciendo el mal?.
Entonces emprendemos un viaje al interior. Esta vez no vamos a juzgar el interior, lo que veamos. Vamos a observar tranquilamente. Vamos a observar el temor, la angustia, el rencor, todas esas emociones positivas y negativas que poseemos dentro de nuestro interior. Pero no vamos a verlos desde el punto de vista del pensamiento. Vamos a verlo desde el silencio. No vamos a pararle bolas a la palabra temor, angustia o resentimiento. Vamos a ver la emoción que hay detrás de todo ello. Entonces al observar atentamente la emoción detrás de todo esto, el temor, la angustia o el resentimiento desvanecen. Así todo el interior consciente o inconsciente se libera, se clarifica. He aquí el bien en la humanidad, una mente clarificada que ya no proyecta su interior hacia fuera para escapar de la confusión interior. El bien está a las puertas de la humanidad, pero la confusión interior nos aleja del bien para caer en el mal, siendo el mal, el pensamiento-sentimiento mal empleado. Siendo así, el pensamiento es simplemente expresión de algo inteligente, de algo, dentro del bien.
Pero la mente puede decir: “¿Entonces toda iniciativa del hombre se muere?”. Dicha pregunta nace desde el punto de vista del campo del pensamiento, en donde el pensamiento psicológico (el devenir, la esperanza), no puede vérselas a solas sin hacer nada. Pero si observamos mas del fondo del ser (aquel fondo que ha sido clarificado), entonces esa pregunta no tiene validez. El interés por las cosas, ahora sin ambición, está presente. El estudiar ingeniería no es una cosa por obtener un título (positivismo), sino un aprender de ingeniería que es diferente.
El bien entonces nace de una percepción clarificada del fondo del ser, aquella que con anterioridad había sido enturbiada por los procesos de pensamiento-emoción en el ser humano. Limpiar el interior o estar atentos a no atiborrar el interior con conocimiento psicológico (pensamientos y emociones) es tener una mente sana. En el ser humano reside el bien, el mal es creación del ser humano al no conocer el bien.
Para resumir, se requieren dos cosas para liberar la mente del mal. Una es entender las consecuencias del positivismo emocional. Ella aunque crea una seguridad interior, termina defendiéndose para no perderla, y así nace una situación de inseguridad. Tarde o temprano el positivismo mental concluye en negativismo: “Tenemos toda la emoción para que gane nuestro equipo, pero perdieron”. Bueno, quizás uno es afiliado a un equipo que casi nunca pierde, pero al final está la muerte...el fin de todo positivismo. Y acompañado a todo esto está el temor acompañando al ser humano. El interior muy en el fondo sabe que nada es eterno (la muerte), cosa que contrasta con el pensamiento positivo (vivir). Entonces cuando en alguna hora cuando hay poca entretención en el pensamiento, surge el temor (el contraste entre la realidad y lo deseado). Pero comprender esto no es suficiente. Esto apenas es comprender la parte lógica del comportamiento del cerebro.
Necesariamente para eliminar del todo el mal se requiere observar desde la profundidad del ser y en forma silenciosa, el mal, no el pensamiento como tal, no la palabra “mal” (celos, ira, odio, etc.), sino la emoción que hay detrás del mal. Entonces en ese silencio total, el mal (o la emoción positiva que termina en mal), se diluye. Es así que, todo estorbo en el interior se diluye, y la mente se clarifica (se ilumina). La mente se vuelve entonces atenta a no dejar pasar ningún tipo de emoción (positiva o negativa) hacia su fondo. El fondo así, se mantiene vacío, claro. La visión desde éste fondo es iluminada. |